Letra de Reinaldo Yiso
Música de Francisco Rotundo
Tu voz me sigue sin cesar,
se clava como espina,
me hiere, me lastima,
me mata sin matar…
Tu voz, siempre tu voz,
cual pálido fantoche,
me sigue por las noches
y ya no puedo mas…
Tu voz que ayer fuera cristal
es un remordimiento que mata sin matar.
Dejé en la flor de tus labios
un vendaval de zarzas y de ortigas.
Te dí un rosario de agravios
y te cubrí de mentiras.
Piedad, piedad por tanto daño!
gritó tu voz desesperada,
hoy esa voz en mi clavada
es una ronda infernal.
Recien después que te perdí,
al verme tan vencido,
tan triste, tan vacío,
de pronto comprendí
que fuiste todo amor,
lo que jamás se olvida,
que estabas en mi vida
eterna como el sol.
Tal vez me puedas perdonar
y borres esta angustia que mata sin matar.