F. Gorrindo y J. Mora
Agoniza la tarde en el silencio
es pesado su andar sofocante
el calor no da tregua y no sopla
ese poco de brisa que haga refrescar.
Al igual que la tarde, mi alma
arrastrando su mal
va llegando al final del camino,
y es pesado también su destino
que no cambiara.
Me lo dicen los años, no en vano
se aprende a dudar y después,
poco a poco, se llega
también a negar.
Hoy solo me atrevo a negarte…
tal vez algo mas,
si yo cargo mi cruz,
vos quien sabe a que llegaras…
Y queriendo arrancarte del pecho
hundote más y mas,
y no tengo siquiera el coraje
de acabar con mi vida
que entonces vos acabaras.
Agoniza la tarde en silencio…
es pesado su andar, mientras yo,
ensangrentada en mi pena
otra vez tengo sed de esos labios…
que me han de negar.