Letra de Héctor Gagliardi
Intérprete: Hértor Gagliardi
«El triste»
L.p. odeón-dmo 54465
Yo fuí medio consentido,
por ser el hijo menor,
y ya mi hermano el mayor,
me llamaba «el preferido»,
razones habrá tenido,
cada vez que me corría,
detrás de ella me ponía,
y ya estaba defendido.
Si mi padre me mandaba,
!a la cama sin comer!,
la veía aparecer,
haciendo que se enojaba,
y a escondida me pasaba,
la parte mía en un plato,
y en la próxima !te mato!,
me decía… y lagrimeaba.
La atencion se la pagaba,
con versos a las visitas,
que al grito de !monadita!,
contra el pecho me estrujaban,
y la frente me dañaban,
con aquellos prendedores,
que formaban corazones,
con la flecha atravesada.
Aquel delantal mojado,
de lavar en la pileta,
que retorcía de inquieta,
porque alguno había avisado,
que el hijo se había peleado,
con otro chico en la esquina,
y al rato yo aparecía,
con un ojo amoratado.
Me acuerdo como quedó,
la vez del pantalón largo,
fue el momento mas amargo,
me miraba, me tocó,
decía: !como creció!,
si ayer lo hacia dormir,
y al quererse sonreir,
el llanto la traicionó.
Igual que muchos,
creí que sabía demasiado,
por unos labios pintados,
de al lado de ella me fuí,
y aquel día en que volví,
arruinado y se lo dije,
en vez de pegarme un bife,
se puso a rezar por mi.
Como castiga la vida,
como traiciona la gente,
como se dobla la frente,
por un plato de comida,
no hay uno, no hay uno,
que no te pida,
su parte, por un favor,
y se calcula el valor,
que pueda tener tu herida.
Solo ella te comprende,
el dolor de la mirada,
porque su vista cansada,
desde chico nos entiende,
solo ella te defiende,
porque sos su misma sangre,
y solo te da una madre,
la amistad que no se vende.
Yo quería hacerle versos,
como ella los merece,
los empecé tantas veces,
y no salgo del comienzo,
es que a una madre,
es que una madre, yo pienso,
que se le puede escribir ?,
solo, solo se puede decir,
en la grandeza de un beso.