Letra de F. Giacone
Música de T. Rodríguez
Oigo el silbar incitante,
que llega desde la esquina,
mis amigos son que llaman
y esperan que me decida.
Esta noche voy con ellos,
y cuando llegue al umbral,
siento una voz que me llama,
unos labios temblorosos
que tiernos, dicen: !papá!
II bis
No me esperes Bengolea,
perdoname amigo Andrade,
son dos brazos temblorosos
y unos labios cariñosos,
los que impiden mi escapada.
Se acabaron esas noches,
que nos vieron a los tres,
noches de juerga corrida,
y al final en el café.
Es una voz balbuceante,
que se ha metido en mi vida,
es su voz que me reclama,
la que impide mi partida.
Salgan solos mis amigos,
no me vayan a esperar,
que hoy Rivera ha claudicado
y al silbido de la cita
ya no puede contestar.
OBS.)BUSCO GRABACION.