Letra de Diego Larriera
Música de Humberto Giampietro
Del ciego musicante
la música manida,
la tonada gangosa
de un lejano acordeón
revive en una estampa
borrosa y desvaida
el alma arrabalera
del turbio callejón.
La muchacha modista
que soñó una quimera
dorada, que no pudo
jamás satisfacer,
flor que duró tan sólo
lo que una primavera
y pasó como todo
lo que no ha de vover.
Qué profunda tristeza,
tiene la calle sola,
la música lejana
solloza en la milonga.
Todo está como entonces,
cuando tú eras la novia
que gustaba los versos,
los besos y las rosas.
Yo también como tú
me perdí en el camino
y entre sombras extrañas
paseo mi tristeza,
y no le pido cuentas
de mi vida al destino,
aunque es larga la ruta
y ruda la maleza,
El mismo torbellino
nos lleva a un mismo puerto,
la misma sed de olvido
nos une en hermandad.
Qué lejos nuestras almas
del callejón desierto
donde la vida un día
nos vino a despertar
Qué profunda tristeza, etc.